Los ocho argentinos que se encontraban aislados en Wuhan, China, llegaron a la capital de Ucrania, donde permanecerán por dos semanas en cuarentena para evitar riesgos ante el brote de coronavirus.
Al arribar a la ciudad, un nutrido grupo de ucranianos -que repudia la llegada de posibles infectados con coronavirus- arrojó piedras contra los ómnibus que trasladaban a los evacuados, pero ninguno de los argentinos resultó herido.
Oscar Parson, padre de Germán, uno de los argentinos evacuados, denunció pésimas condiciones de alojamiento. Asegura que se encuentran en un hospital alejado de la ciudad, que tiene pésimas condiciones de salubridad.
“Vivieron un traslado complicado, llegaron a un lugar nuevo, no previsto, un hospital a 350 kilómetros de Kiev. Las puertas de las habitaciones no cierran, les dejaron dos botellas con agua, o un líquido que parece ser agua, el baño está sucio. Estamos preocupados por una cuestión sanitaria, deben tomar agua que no saben si es potable, es un lugar muy venido abajo”, declaró el hombre.
El avión que fue facilitado por el gobierno de Ucrania, aterrizó este jueves en el aeropuerto internacional de Boryspil, cercano a la ciudad de Kiev. Fueron a bordo 45 ciudadanos ucranianos y 27 extranjeros provenientes de la Argentina, Ecuador, República Dominicana, El Salvador, Costa Rica, Montenegro, Panamá e Israel, además de los 22 miembros de la tripulación y el personal médico acompañante.