Por el momento la Justicia de ese vecino país le dictó prisión preventiva a siete individuos por el macabro episodio e informó a través de la Fiscalía a cargo que se tiene casi la certeza de que las pequeñas víctimas eran oriundas de alguna zona humilde de la provincia de Corrientes.
El hecho.
La investigación se remonta al 4 de septiembre del años pasado, cuando fueron hallados restos de los menores, quienes fueron descuartizados.
Una de ellas fue identificada por los forenses como un niño de entre ocho y diez años, mientras que la otra como una nena de entre 10 a 12. Ambos y de acuerdo a los expertos científicos, eran hermanos.
Justamente el principal indicio de que los infortunados chicos eran argentinos es que el principal sospechoso de trasladarlos desde nuestro país hacia Brasil es un argentino, identificado como Jorge Adrián Alves, según informó la prensa brasileña.
Una de las hipótesis de los pesquisas es que el sujeto argentino intercambió a los menores por un camión robado en Brasil. El vehículo habría sido entregado a sus secuestradores en Corrientes. El fiscal a cargo del caso dijo que el sospechoso tenía «conexiones y relaciones» en suelo correntino y también Misiones. El material genético de los hermanos no fue localizado en los bancos de ADN de Brasil y tampoco tienen características de desaparecidos en ese país.
Conforme a las investigaciones, dos socios identificados como Paulo Ademir Norbert da Silva y Jair da Silva pagaron 25 mil reales por un ritual que le traería prosperidad en sus negocios del ramo inmobiliario. Los hijos de Jair, Andrei y Anderson, habrían participado del ritual, con el objetivo de reunir siete personas (número cabalístico para el ritual satánico). Estas personas contactaron al brujo Sílvio Fernandes Rodrigues, quien sería quien ejecutó el ritual. Este sujeto habría exigido que las criaturas sean de la misma sangre y que Jair tenía que renunciar a Dios. Los demás participantes, Márcio Miranda Brustolin y el argentino Alves, los empresarios y sus familiares habrían participado del ritual venerando al diablo.
Según los peritos la nena fue acuchillada y el varón alcoholizado (a un nivel que ni un adulto soportaría sin entrar en coma) antes de morir.
Luego fueron decapitados mientras estaban amarrados a un pedestal. Se cree que hubo canibalismo por parte de quienes participaron del ritual.
En la casa del brujo se incautó una capa negra y una máscara que seguramente era para asustar a las indefensas víctimas.