A las 22:30 hs. Skay Beilinson entró al escenario con su banda de apoyo (no digo subir porque el escenario estaba bien alto) y la ovación del público presente, que colmó el lugar, fue unánime. No era para menos, ahí nomás estaba uno de los grandes del rock nacional, que estuvo desde sus inicios y continuó produciendo buena música, que fue la mitad de una de las bandas más convocantes de este país y no eligió la nostalgia –lo que hubiera sido el camino fácil-.
Musicalmente, de Skay hay poco que decir que ya no se haya repetido hasta el hartazgo: uno de los mejores guitarristas argentinos, de esos que conjugan técnica, sentimiento y originalidad, que tocan más en función de la canción que del lucimiento personal; su voz tiene un timbre similar al del Indio Solari, aunque más grave; sus letras son simples y directas; y las canciones tienen mucho del sonido ricotero, y es lógico ya que él era el responsable del mismo. Ah, y siempre con su Gibson sg colgada, no la cambió en ningún momento.
Su banda suena concisa, precisa y potente, y cada uno tiene momentos para lucirse. Pero al igual que Skay, trabajan en función de la canción. Y eso es lo importante.
El primer segmento duró media hora e incluyó un repaso por distintas canciones de sus cinco primeros discos. Luego de una pausa de quince minutos, retomaron el espectáculo, concentrándose en temas del último disco. Hubo dos bises y solo tres temas de los redondos: “Nuestro amo juega al esclavo”, “Jijiji” y “Pura suerte” (un tema que no fue grabado). Demás está decir que cuando se reconocieron los acordes del clásico de nombre de risa, el público se preparó para desatar el pogo que en este caso, por razones de espacio, no fue el más grande del mundo, aunque seguro de los de más energía.
De pocas palabras, concentrado en tocar, Skay intervino contadas veces para agradecer y presentar algún que otro tema. De destacar su estado físico, que por sus movimientos y energía en el escenario no parece que ya tuviera 66 años.
El sonido fue potente y claro, algo que es difícil de lograr en un ambiente cerrado. Sin embargo, era lo esperable, ya que a cargo de la consola estaba un histórico: Adrián Taverna. Fue sonidista de Soda Stéreo desde sus inicios y continuó con Cerati. Lo tuve a 30 cm. y al acercase un momento ante el llamado de alguien, le pregunté si realmente era él, lo afirmó y le estreché la mano, diciéndole que era un honor hacerlo.
Y hablando de históricos, también estuvo en la cabina de sonido la Negra Poli. Allí estaba la tercera pata de los redonditos, esposa de siempre de Skay y que continuó como representante (ya lo era de Patricio Rey). Ella, que si no la conocés podría pasar como esas tías grandes ya, estuvo durante un par de temas al comienzo, como chequeando que todo estuviera saliendo bien; bastantes personas que la reconocieron le pedían fotos, pero ella no aceptaba, solo miraba al frente.
Ojalá haya vuelta de Skay, y que no se demore mucho.
Les dejo las canciones que sonaron ayer, mencionadas por disco porque no recuerdo el orden:
“A Través Del Mar De Los Sargazos”:
1. Oda a la sin nombre
2. Astrolabio (¡qué temazo!, ni me imaginé que podría ser parte de la lista)
“Talismán”:
1. El golem de la paternal
2. Flores secas
3. El goormet del infierno
“La Marca de Caín”
1. Los caminos del viento
2. Arcano XIV
“Dónde vas”
1. La luna en fez
2. Aves migratorias
3. Aplausos en el cosmos
“La luna hueca”
1. Ya lo sabés
2. El redentor secreto
3. El sueño del jinete
“El engranaje de cristal”
1. Quisiera llevarte
2. Chico bomba
3. La calle del limbo
De Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota:
1. Nuestro amo juega al esclavo
2. Jijiji
3. Pura suerte