A través de un extenso texto de tres páginas firmado el 9 de marzo del 2022 la mujer advirtió que la protección de su identidad como víctima “es un derecho” a la vez que pidió que no se continúe con la difusión de su identidad e imágenes en lo que denominó “un espectáculo pochoclero que sólo alimenta el morbo”.
“Los invito a mirar este vínculo desde mi perspectiva, la damnificada”, comienza la carta. “Desde el comienzo del hecho, la mediatización del caso y la opinión pública sobre el mismo fue constante debido a la gravedad de los daños causados sobre mi persona”, afirmó.
A continuación, agradeció la visibilización de su caso y reconoció que fue un factor de presión “para que se haga justicia” con celeridad a la vez que “varias personas se contactaron conmigo para solidarizarse y ofrecerme su ayuda en la medida de lo posible”.
Sin embargo, aclara, que “casi desde el momento inicial de lo ocurrido, me sentí totalmente hostigada por parte de los medios” que expusieron su caso hasta convertirla en “una víctima como en un circo mediático”.
“Cuando las pruebas fílmicas ya están siendo investigadas, ¿Por qué seguir televisando las imágenes una y otra vez? Siento que con la sed de justicia social que hay (y bastante morbo en cierta otra parte), se deshumaniza a la víctima de cierta manera”, dijo y pidió que se dejen de transmitir las imágenes que respectan al caso.