A raíz de un cáncer de estómago, falleció Jhon Jairo Velásquez. En esta nota, la crónica de quien hasta hoy era el único sobreviviente del Cártel de Medellín.
El ex sicario de Pablo Escobar, Jhon Jairo Velásquez, murió este jueves a los 57 años según confirmó Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC).
Más conocido como Popeye, uno de los ejes centrales del Cártel de Medellín, falleció en las primeras horas del día en el Instituto Nacional Cancerológico ubicado en la ciudad de Bogotá.
Allí se encontraba hospitalizado desde el pasado 31 de diciembre por un cáncer de esófago, enfermedad que había hecho metástasis en los pulmones, hígado y otros órganos: “Estaba capturado desde el 25 de mayo de 2018, sindicado por el delito de concierto para delinquir y extorsión”, informó el INPEC.
¿Quién fue Popeye?
Jhon Jaime Velásquez nació en Antioquia, Colombia. Por su gran mentón se lo conocía como Popeye. Fue unos de los sicarios más importantes de Pablo Escobar.
Personalmente dicen que mató a 300 personas, pero también dicen que participó del asesinato de unas 3 mil. Popeye fue el único sobreviviente del cártel de Medellín.
Era policía hasta que un amigo lo invitó a una quinta en la que había armas, mujeres de la televisión y animales exóticos. Quería proponerle un trabajo. Cuando le presentaron a Pablo Escobar creyó estar ante Dios.
Desde ese día se unió al cártel. Se definía como un sicario fino. Un asesino profesional. “Mi arte es saber matar”, decía en esa época.
Como todo narco, tuvo éxito con las mujeres. Siempre dijo que las conquistó de la misma manera: docenas de rosas amarillas, cajas de chocolates «extranjeros», una botella de champagne Dom Pérignon y un reloj Cartier. Si la mujer le gustaba mucho, ese “combo” de regalos venía escondido en el asiento trasero de un auto 0km. Popeye dice que todo lo aprendió del capo. Hasta la forma de enamorar mujeres.
Wendy Chavarriaga era la amante de Pablo Escobar. Ella quedó embarazada y para el patrón la familia era sagrada. Entonces la hizo abortar a la fuerza y a partir de ese momento ella decidió vengarse. Popeye comenzó a salir con Wendy y le pidió permiso a Escobar para que pudieran ser novios. El patrón acepto.
Wendy era informante de la policía y salía con Popeye para sacarle información y vengarse del capo narco. Escobar grabó una conversación en la cual Wendy le pasaba información a la DEA. El patrón llamó a su jefe de sicarios, le puso el casete y le dio la orden. “Popeye, vaya y mátela”. El sicario no discutió la orden. Fue y mató a la mujer de la que estaba enamorado.
Por traición también tuvo que matar a su mejor amigo Quico Moncada. Lo esposo y lo bajo a un sótano. Su último deseo era que le leyera la biblia. Popeye se la leyó y después de eso le metió un tiro.
En Colombia, participó de los secuestros del ex alcalde de Bogotá y luego presidente de Colombia, Andrés Pastrana. Le puso un revólver en la frente y lo secuestró en un helicóptero. Tuvo secuestrado a decenas de empresarios y políticos famosos de Colombia.
Popeye tiene cirugías. Por eso, quizá, los policías nunca pudieron capturarlo. Se adelgazó los labios y los pómulos. Se arregló la mandíbula que le valió su apodo.
Llegó a creer que Pablo Escobar era inmortal. El día más triste de mi vida fue el día que lo mataron. Tiempo después, en 1992, con 30 años y 300 asesinatos se entregó a la policía.
Pensaba que Pablo Escobar era un genio, tal vez un genio del mal, pero en todo caso un genio.
En la cárcel sobrevivió a siete atentados. Vivió aislado porque tenía miedo que cualquiera quisiera asesinarlo.
Popeye se unió a Dios, en la cárcel. Se pasó leyendo la biblia sin dispararle a nadie. Hace unos años lo visitó un periodista. Su última pregunta fue “¿cómo puede dormir tranquilo alguien que mató a más de 300 personas?”. Popeye, muy tranquilo, respondió: “Porque yo tengo el alma muerta”.
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